2020, después de 3 años

Mi canal favorito, en mi tele el futuro. Adentro, los roles de canela que me inspiraron a escribir otra vez.

 

De comer a comer empezó hace tres años, cuando mi vida dio un giro que no esperaba. Antes de todo eso, en mis tiempos libres… y los no tan libres en los que debía estar siendo productiva me imaginaba como sería mi vida en un futuro. El futuro lo sentía tan lejano, algo imposible que no pasaría hasta como dentro de 15 años. Y después de esos 10 o 15 años yo me imaginaba estando detrás de una barra. Atrás de esa barra había una ventanita pequeña con una cortinita que daba a la cocina. Del otro lado de la barra había libros y pan y café y sobre todo, había gente. Y un día, cuando menos lo esperaba, aunque sí que lo deseaba, mientras iba andando por ese camino que aunque sabía que no era el correcto, no podía salir de el… y de pronto, tal como en Mario Kart, una nubecita se acercó, me señaló que iba por la dirección equivocada, me levantó y me puso en el camino correcto. Un día amanecí atrás de esa barra. Sin tener idea y sin saber que pasaría, pero ahí estaba.

Después de unos meses en el camino correcto conocí que más allá de la comida y el pan, la gente tenía mucho que dar. La gente me dio todo. Me llenó de alegría y de un sentimiento de que estaba haciendo algo bien, de satisfacción. Después de meses pasaron años y entre los años me encontré estando del otro lado de la barra. Con gente nueva detrás de ella. Y yo, tratando de seguir por el camino correcto y entendiendo que eso implicaba mucho más que simplemente estar detrás de una barra. Había tanto que hacer afuera de ella, y dejé que me consumiera. Entendí que incluso dentro del camino correcto es muy fácil perderse. Es tan fácil perderse en la idea de que todo va bien, de que todo va creciendo y todo está estable. Y después entró la ambición. Y tomé responsabilidades fuera de la barra y de la Farmacia. Entonces el tiempo empezó a ir más y más rápido. Y el tiempo libre era muy poco. Tan poco que la familia, la pareja, los amigos, se volvieron más distantes. Yo sabía que seguía en el camino correcto, pero no entendía por qué me sentía tan perdida. Caminando en círculos.

Entonces empezamos a tratarlo todo (y aquí es dónde creo que tal vez debí de haber consultado con mi amiga y socia antes de escribir esto, pero creo que estamos en el mismo canal*) (casi en todo, no logramos organizarnos en qué tipografía usar en instagram) Empezamos a tratar de ser algo que nunca fuimos. A veces era muy difícil entender por que en nuestro sueño no entraba la gente que entraba en tantos otros lugares. Sentimos que teníamos que dar todo eso que ofrecían todos esos lugares de moda, súper concurridos, tan “cool”. Y entonces el ego fue más grande, nos ganó. Nos ganó mientras abríamos ostiones durante horas y al final no llegaba nadie a comerlas. Nos ganó esas noches que tratamos de vender alcohol como locas para que entrara mucho dinero. Y el resultado negativo acababa en frustración y enojo. Y en perderme más dentro de mi camino que parecía ser tan correcto.

Me costó mucho entender por qué dentro de ese sueño tan deseado no todo operaba perfectamente. Se me olvidó que los sueños son humanos. Que los sueños incluyen ego y errores. Y sobre todo, me olvidé que dentro de ese sueño encontré en lo feliz que me hace la gente, mi gente y me cerré. Me cerré a todo.

El año nuevo me sirvió para entender y estar tranquila con la idea de qué Farmacia es, de que yo soy. De que por más que me cueste no puedo intentar ser algo que no soy. Y recordé que Farmacia siempre fue concebido como un lugar cálido, para la comunidad, los vecinos, los amigos, la familia, el barrio. Todos ellos que se quieran refugiar en un lugar honesto, sencillo, cálido, sin pretensiones. Y en unas pocas semanas de estar más presente, de regresar a estar detrás de la barra para experimentar, jugar, hacer cambios, enamorarme de la comida otra vez, ahora con el apoyo de un equipo completo y una socia alegre y entusiasta. Y afuera de la barra, he entendido como puedo comunicar todo eso hacia afuera. Como organizar al equipo y verle el placer a todo lo que hay afuera de ella también.

Tres años en Farmacia y feliz de imaginarme los muchos que vienen. Feliz de pensar en la evolución, los cambios. Los lugares que siguen. Segura de no perder la cabeza, ni perderme dentro del camino. En Farmacia con mucho cariño, motivación y amor estamos cocinando cambios, estamos experimentando con todas las cosas que durante estos años los clientes nos han pedido. Y pronto vendrán. Ya les avisaré. Pero antes que eso era importante para mi agradecer a los que se han quedado, a los que se han ido y han vuelto. A mi familia, pareja, amigos, que aunque yo me he distanciado siguen escribiendo y visitando y apoyando mi sueño.

Después de tres años logré volver a escribir. Muchas veces me senté, traté y traté y las palabras que antes fluían con tanta facilidad no lograban salir. ¿Será que encontré el camino dentro del camino?

 

Los roles de canela siguen en estado demo, pero pronto los perfeccionaremos y los tendremos todos los días, calientitos en Farmacia Internacional

De Allá y de Acá

Por: Andrea Strobl

 

Vivo en la capital pero soy del norte. Monterrey fue mi casa durante veinte años y la capital lo ha sido por siete. Nunca fui una regia que asaba carne con su familia los domingos o comía asado de puerco en las en los cumpleaños. Mis papás emigraron al norte antes de que yo naciera. Los Cavazos, Nuevo León es mi casa. Aunque confieso que mi papá durante muchos años asaba la carne en una parrilla y sin carbón. Con todo y todo, el norte se volvió nuestro hogar. Crecí rodeada de montañas y campo, con olor a tortilla de harina, dulce de leche y frijoles charros.

Las navidades, veranos y días festivos variados los pasaba en la ciudad. Decíamos que nos íbamos a México de vacaciones. Ir a México, era lo equivalente a familia. Carnes frías de la Selva Negra cortesía del abuelo Vati. Garnachas de frijoles refritos de Isabel en casa de la abuela Oma. Horas en el jardín con los primos y permanencia voluntaria con palomitas en la bolsa de mi tía en el cine Manacar.

La verdad es que nunca me sentí ni tan de allá, ni tan de acá. Ahora soy una mujer de 27 años, viviendo en un departamento en la Ciudad de México, encontrando su misión en la vida, tratando de sacar un negocio adelante y de ser una persona buena que algún impacto pueda lograr. ¿Cuál es mi casa?

Hoy fue un día de mucho, productividad, movimiento, gente… terminé el día cansada y melancólica. Pero hoy, Pedro y Vivi mis
hermanos me compartieron una noticia importante:

“Taquitos en Insurgentes Sur 253, Roma Norte. Abiertos desde YA, Taqueria Orinoco”

¡Mis tacos favoritos de casa, llegaron a casa!

Y lo entendí, mientras me comía una gringa con tortilla de harina de verdad (no Tortillina Tía Rosa) de lo afortunada que soy. Tengo dos casas. Tengo familia allá y acá, amigos regios y chilangos, tengo trompo y pastor. Yo soy de aquí y de allá.

Y más afortunada me siento de ser mexicana. Los eventos recientes me enseñaron que como país nos podemos unir. Que no importa si somos de allá o de acá, ni siquiera si del mismo México. En tiempos difíciles yo vi familia. Sentí calor, apoyo, unidad. Me sentí orgullosamente en casa. Los que estuvimos aquí, tratamos de juntarnos y ser útiles; allá, estuvieron atentos y ayudando desde lejos, igual. Sigamos así México, siendo uno. Sigamos apoyando, sigamos cuestionándonos, sigamos luchando por una mejor casa, ¡juntos!

Gracias Orinoco, por que aunque no hubo Joya, no le pusiste popote a mi Mundet. Me abrazaste y me hiciste sentir cerca de la casa que me vio crecer y me formó. De mi querida familia y mis queridos regios. Bienvenido a mi otra casa, te sentirás como en casa, ya verás.

Si me muero de agruras hoy, valió la pena.

 

P.S. A mi querida amiga regia Mai to the Lu, te quiero y revisa tu iMessage. Perdón por no felicitarte a tiempo este año, te pensé y te pienso todos los días.

 

Querida Farmacia Internacional

Ciudad de México a 18 de Septiembre del 2017

Querida Farmacia Internacional:

Llevas un poco más de un año siendo parte importante de mi vida. Hace unos meses empecé a platicarle de ti a mi familia y amigos. Mis aventuras contigo, nuestros clientes, los grandes ratos y los malos también… de pronto dejé de hacerlo. Me sentaba a escribir y las palabras, como antes solían hacerlo, ya no corrían con el mismo ritmo. Supongo que nunca pensé que hablar de ti me iba a llevar a pensar tanto en mí misma. Platicarle a mis amigos de ti se convirtió en una auto exploración, una detallada búsqueda y esas, no son nada fáciles.

Nuestra relación comenzó repentinamente, sin que yo lo esperara. Muy pronto te volviste tan parte de mi que me costó trabajo diferenciar entre tu y yo. Quise dedicarte todo el esfuerzo y todo mi tiempo. Tomando en cuenta hasta el último detalle. Pensando tanto en el que dirán. Sentía que todos los ojos estaban en nosotros. Nada podía salir mal o todos nos juzgarían. Jamás podría permitirlo.

Me concentré tanto en que nuestra relación funcionara al día a día que lo convertí en una rutina. Lo mismo todos los días. Y no quiero decirte que la pasé mal, simplemente me dejé llevar, me envolví. Después hiciste algo que me confundió mucho. Me inundaste, me agotaste tratando de evitar que te hundieras. Después de eso me tuviste a oscuras durante una semana entera. Hubo días en los que de plano no me dejaste levantar la cortina, como si no quisieras que abrazáramos a la gente como lo hacemos siempre con tanto gusto. A pesar de todo, durante la serie de eventos desafortunados, nuestra familia y amigos se mantuvieron más cerca que nunca. Demostrándonos lo bien que funcionamos juntos. Y en uno de esos días que me senté a escribir de ti, lo entendí. Desperté.

Entendí por que permití que nos enrolláramos en esa rutina. Lo nuestro se volvió sobre mi y me asusté. Me dio miedo crecer contigo. Me concentré en llevarte de la mano día a día pero sin pensar en el futuro. Y lo grande que es para nosotros. Olvidé que somos más que tu y yo. Me dejé llevar por el miedo al cambio y al crecimiento. Y por eso me costaba escribir tanto sobre ti, me costaba entender esa rutina y entenderme a mi misma.

Querida Farmacia, rompamos esa rutina, ¡tomemos riesgos juntos! Sorprendamos a nuestros clientes amigos. Sigamos construyendo una familia enorme, un espacio cálido en el que la gente se siente bien. Siempre se ha tratado de eso. Por eso lo nuestro va más allá – estamos aquí por los demás. Para tratar de curar los malos ratos y aplaudir los buenos. Para crear una comunidad que se conoce y se apoya. Para eso estamos. Y por eso tenemos que seguir creciendo juntos.

Con cariño y admiración

 

 

Ps. Nos vemos al rato para el desayuno querida

Noma México, ¡gracias!

Por: Andrea Strobl 

¡Noma en México! EL Noma, no la cafetería que se pirateó el nombre y hasta la tipografía en Av. Chapultepec en la Ciudad de México. Para los que necesiten contexto, el Noma es uno de los mejores restaurantes del mundo, ha sido nombrado el primero en la lista varias veces y usualmente se encuentra en Copenhague, pero el chef René Redzepi decidió hace un tiempo que cerraría por una temporada al año para viajar a otro país y armar un restaurante pop-up por algunas semanas ahí. Han estado en Japón, Australia y ahora, México. Hace meses anunciaron que estarían durante siete semanas en Tulum y los asientos para las cenas, con un módico precio de 600 dlls se agotaron en un par de horas. Si ustedes creen que fui una de las afortunadas, están muy equivocados. Una joven emprendedora como yo, en recesión, que últimamente ha reducido sus aventuras gastronómicas y descubrimientos finos por una amplia gama de taquerías callejeras nocturnas (Nota mental: le debes 5 pesos al señor de la taquería del martes, dijo que con confianza guerita) no puede pagar esa suma de dinero por una cena, aunque sea la mejor del mundo.

Mi sábado pasado fue normal, los sábados en Farmacia Internacional siempre son muy buenos y de mucho trabajo. De pronto sonó mi celular que casualmente estaba cerca y que por suerte, porque no es algo que haga muy seguido, contesté. Era Alex. Alex es primero que nada mi amigo, pero también uno de mis antiguos jefes en La Metropolitana. Regresamos al contexto: La Metropolitana es una empresa de diseño integral y arquitectura basada en la Ciudad de México. La Metropolitana fue mi primer trabajo real, un trabajo que resultó no solo en mucho aprendizaje y experiencia, pero en grandes amigos, grandes oportunidades y me trajo a donde estoy hoy. Pero… estábamos en que Alex me marcó y logré contestar: Era temprano para ser sábado y lo último que esperaba de esa llamada era una invitación a cenar, en Tulum, al siguiente día, ¡en Noma! La Metropolitana estuvo a cargo del diseño del espacio, interiores y mobiliario del Noma en México, está de sobra decir que el resultado es impresionante. Es un proyecto que llevaba un año gestándose y produciéndose y del cual yo me enteraba poco cuando los veía. Y a Alex, sin pensarlo dije que sí, es algo que sabía que tenía muy cerca, pero siempre pensé que se quedaría lejos. La invitación fue a una de las cenas de prueba antes de la apertura oficial el 12 de abril, por eso es que hasta hoy les puedo contar. La cena fue para friends and family y sobre todo la gente que estuvo involucrada en la realización del proyecto. Eso me hizo sentir mucho más especial.

No estuvimos mucho tiempo sentados y comenzó a llegar la comida y con ella bebidas, muchas. Cada plato es una sorpresa. A pesar de que conocía los ingredientes, nunca los había probado así. Entre tantos platillos probamos cosas como ostiones, escamoles, pulpo con una textura irrealmente suave, maíz, el mejor pipían, calabacita rellena, flores! muchas flores, chile como nunca lo había probado, lechón suave y crujiente al mismo tiempo, una jicama bebé, aguacate de postre y chile con chocolate. René y todo su equipo no vinieron a cocinar comida mexicana. Vinieron a adentrarse en nuestra cultura, visitando, diferentes ciudades, pueblos, montañas, mares, desiertos, para probar e interpretar. La comida presentada en Noma es como nada que había probado antes. Los ingredientes mexicanos son el personaje estelar y con ellos todo es posible. Con cada bocado sentí algo diferente. Un abrazo calientito, sentí al mar, me sentí especial, sentí que el tiempo se frenó y sobre todo sentí felicidad. Tal vez el gran maridaje que incluía cerveza de maíz otra de calabaza, Wetland, champagne de chardonnay, vinos Bichi de Tecate, mezcal con epazote y cold brew contribuyó a la felicidad.

No sé que te califica o te hace oficial para juzgar comida, nunca me he considerado así. En cambio, con el tiempo me doy cuenta que disfruto tanto comer que todo me encanta y a veces dejo a un lado mi pensamiento crítico. Con el último platillo, llegó René. Nos habló de la intuición y la memoria, para él son los ingredientes clave para la creatividad. El guarda los sabores en su memoria por mucho tiempo, escarba en su mente, regresa a ellos, llega la intuición y crea. Sabe interpretar la información que ha acumulado con la experiencia, los viajes, el tiempo y la traduce a platillos para que nosotros probemos, almacenemos, regresemos a ellos y a nuestra manera, los interpretemos o hagamos algo con ellos.

Tengo que aceptar que llegué a la cena muy nerviosa porque pensé que me sentiría ajena. La única experiencia real de fine dinning que había tenido antes fue hace unos años en Pujol. Ahorré para poder ir y aunque la comida me encantó, toda la cena me sentí fuera de lugar, todo era tan formal, tan caro, con términos complicados, no ahorré tanto como para que la visita del sommelier a la mesa valiera la pena y todo eso hizo que no lo disfrutara tanto, en cambio, me sentía tensa. Noma México me sorprendió, por ser exactamente lo contrario. El lugar te arropa y te hace sentir bastante acogido, el servicio y los cocineros se sienten casuales y alegres. ¡Todo mundo usa chanclas! No hay pretensión cuando te anuncian los platos y a pesar de que hay sugerencias de como comer cada platillo, toman con gracia si lo haces diferente. Noma llegó a México y lo hizo su casa, se contagiaron del calor de los mexicanos y lo hicieron suyo. Estoy segura y noté que son rigurosos en la cocina, en los detalles y en todo, pero nunca dejaron a un lado las sonrisas, los chistes y la alegría de estar en donde están. Me encantó ver que todos realmente disfrutan lo que hacen, aunque sea doblar servilletas o pelar guanábana durante horas y horas.

Terminando la cena fuimos al legendario domingo de salsa en el Hotel la Zebra y de ahí a algún otro bar en el pueblo. Como buenos mexicanos acabamos en una taquería sin dudarlo. A media gringa nos sorprendieron los sommeliers del Noma de camino a su casa. No podían creer que después de esa experiencia estuviéramos ahí, les causó mucha gracia y a nosotros también. Disfruté tanto ese taco… y no es que fuera el mejor, pero me di cuenta que con gran compañía como la que yo tuve, hasta ese taco supo perfecto. Durante toda la cena analicé mucho a la perfección, ¿fue perfecto? La perfección es percepción, tal vez no todo lo que probé esa noche fue lo mejor que había comido antes, pero para mi fue la cena perfecta y fue todo lo que lo hizo serlo.

Cuando pensé en escribir sobre mi experiencia en el Noma lo primero que realmente se me vino a la mente fue lo feliz, acogida y agradecida que estoy. Mi nueva vida de cocinera, más que nada me ha golpeado con tantas muestras de confianza, amistad, cariño, calor y amor. Siempre había sabido que mi misión en la vida tenía que ver con compartir alegría y  tratar de hacer a los demás felices. Creo que bocado a bocado lo estoy logrando, o al menos, dándole forma. El tiempo me ayudará a descifrar cómo lograrlo a mayor escala, pero estoy segura que será a través de la comida. Lo que nunca me imaginé es que me haría tan feliz a mi también, me siento querida y satisfecha. Gracias por estar, visitarme, escribirme, leerme y motivarme a querer ser mejor. Disfruté cada mini bocado pensando en todos ustedes.

 

gracias:

Adriana, Rodrigo, pa y ma, Danilo, Vivi, Marianne, La Metropolitana, Alex, Mau, María, Gaby, Chris, Tin, Sofi, Edu, mini Edu, Caro, Oma, María Fernanda, Chatis, Wal, MJ, Walther, Pedro, Andrea, Gera, Diana, Héctor, Jess, Wiki, Harvey, Alejandro, Jimena, Max, Nicole, María, Ana, Hugo Karasawa, Heidi, Javi,Ceci, Diego, Jaime Nualart, Toca, Garrido, Jimena, Ale Piña, Ruth, Alberto Luna, Alberto, Rocco, Ara, Perla, Jime, Samuel Papas, Santiago, Mich, Ale, Ednita, Mai, Paola, Karen, Andy, Moro, Dandy, Chio, Pecas, Chato, Rigel, Marco, Mariano, Chantal, Dani Habif, Ana Lilia, Fer Pérez, Fer Silva, Ana Lilia, Gabo, Álvaro, Cris, Gaby, Naye, Ashby y a todos los que me leen y sonríen.

María, Mau, Alex y yo

 

El Tiempo

Por : Andrea Strobl 

Son las 10:20 de la noche y es lunes, estoy sentada en una taquería Califa, esperando una gloriosa costra de rajas como ninguna. El Califa es un lugar increíble, sería perfecto si no fuera porque se casaron con la idea errónea de hace muchos años, que tener música tipo lounge todos los días a todas horas es cool. Cada vez más confirmo que en la vida y en todo, cada detalle cuenta.

Mi día efectivo, productivo, lleva 16 horas y contando. Aunque el día ha sido largo y es obvio que estoy cansada, estoy mejor que nunca. Y no es la costra de rajas hablando… ni la gringa. Llevo varias semanas luchando contra la idea del tiempo y las consecuencias del mismo. Por si se preguntaban (me encanta creer que así es) no había dejado de escribir por falta de ideas, esas siempre están, simplemente siento que no tengo tiempo. Al menos eso pensaba, hasta hoy, el día más largo.

 

El tiempo en la cocina viene rodeado de amenazas:

¡Olvídate de tus manos! Uy, vas a engordar muchísimo. ¿Ya ni para tu novio tienes tiempo verdad? Vas a estar tan cansada que ni vas a querer cocinar fuera del trabajo. ¿Ya te despediste de tus pies?

 

Realmente me atormenté por semanas y estaba decidida en que se tendrían que hacer sacrificios duros si quiero seguir en este oficio. Hasta que me di cuenta, hoy, cansada, de que estoy satisfecha, de que un día de trabajo duro vale la pena y se siente bien. Me di cuenta de que la mejor manera de correr mi tiempo es encontrando el balance. Aunque los días pesados me hacen sentir satisfecha, no se puede vivir así. Debo de balancear mi tiempo para lograr sentirme satisfecha en todos los aspectos de mi vida. Y en eso estoy. No digo que de una semana a otra, pero al menos ya me estoy dando el tiempo para encontrarlo.

No quiero despedirme de mi esbelta figura, ni de mis bellas manos. Mucho menos quiero dejar de compartir tiempo con mi familia, mi pareja y mis amigos. La cocina y la comida no son una obligación sino una pasión.

10:59 y sigo sentada en la taquería ahora coqueteando con la idea de pedir un taxi. Estaba escribiendo sobre balance verdad? Creo que lo mejor después de dos tacos a esta hora será caminar. Tengo que aceptar que la música tipo lounge ayudó a que fluyeran las ideas, ay, ojalá haya sido la comida, si no que oso.

 

 

 

 

El Huevo Perfecto

Por: Andrea Strobl 

El platillo más vendido en Farmacia Internacional es la tosta de aguacate y huevo perfecto. La carta literalmente dice “huevo perfecto”. Hace unos días por la mañana entró uno de nuestros clientes frecuentes con alguien más. Miguel, que viene seguido, se notaba serio y rígido, no tan alegre como siempre, enseguida supe que la persona con la que venía era su jefe. (Días después confirmé que sí, cuando Miguel regresó solo, tan alegre como siempre) Los dos pidieron tosta, pero el jefe hizo énfasis en que el huevo efectivamente, fuera perfecto. El señor se sentó en el lugar estratégico en el que puedes ver la cocina directamente. Todo el tiempo tuvo la mirada fija en mi.

Nunca falta el cliente que lo pide así, perfecto. El huevo perfecto se ha convertido en mi mayor enemigo y mi mayor reto. Siempre que alguien me lo recuerda, lo tengo que hacer dos veces. No se preocupen, nada se desperdicia, quiero creer que nunca había estado tan sana, por el alto consumo de proteína que estoy teniendo. Al final, el jefe tuvo su huevo perfecto, aunque no en el tiempo perfecto, ya que lo tuve que hacer dos veces mientras él me veía. Lo positivo es que según Miguel, le pareció muy rico el lugar y dijo que regresaría un día que no tuviera tanta prisa.

You weren’t born with magic powers. But you can get magic results from hard work. And that’s something to be proud of. Pride isn’t something to be avoided. It’s just got to be the right kind.

Marianne me compartió un artículo del blog bakadesuyo.com/ con esa frase hace varias semanas y desde entonces lo he tenido en mente. Ultimamente he comparado el huevo perfecto a varios aspectos de mi vida. A veces me es muy fácil juzgar a los demás y pensar que porqué no piensan como yo están mal. Me pongo a pensar en esas actitudes o comportamientos en mi en los que debo trabajar.

Este proceso de cambio y nuevos aprendizajes ha sido no solamente en la cocina y en un restaurante sino que ha sido un nuevo despertar para mi como persona y un proceso de introspección para poder llegar… nunca seré ni quiero ser perfecta como el huevo, pero sí a estar satisfecha conmigo misma. Nunca es tarde para empezar o seguir trabajando en nosotros mismos, para llegar a estar lo suficientemente orgullosos de quién somos.

Les presento la Tosta de Aguacate con Huevo Perfecto. Vengan a Farmacia Internacional a probarla y ayúdenme a encontrar el huevo perfecto. 

 

Nueva Vida

Nueva Vida

Por Andrea Strobl 

 

Somos como una bola de nieve (de esas de cristal… las navideñas) que, después de agitarla, necesitan un tiempo para volver a su estado original y que las partículas caigan al fondo, para poder ver lo que está ahí en medio.
Un gran amigo me escribió eso hace algunos días. La verdad, es que llevo dándole muchas vueltas a este texto y creo que es por qué no me había dado el tiempo de que todas las partículas flotando a mi alrededor regresaran a su lugar.
El lunes de la semana antepasada inicié mi nueva vida, en el lugar que pronto noté que sería mi nueva casa: Farmacia Internacional. Para los que no lo conocen aún, no se dejen engañar, no abandoné mi carrera de diseñadora para vender medicamento. Farmacia Internacional es un lugarcito que vende café y comida deliciosa en la calle de Bucareli. Rodrigo y Adriana, amigos míos lo conceptualizaron desde hace años y lograron abrirlo hace algunos meses. En diciembre, sin que ellos o yo lo hayamos planeado las partículas a nuestro alrededor se acomodaron para que me uniera a ellos e hiciera de Farmacia Internacional mi proyecto también. Entro no solamente a cocinar, pero a tomar el lugar de la mano y crecer con el.
Las primeras dos semanas se sintieron como un mes, un cambio tan radical no se digiere taaan rápido. Los primeros días fueron difíciles de creer, sentía que era una especie de vacación en la que me dejaban jugar a lo que me gusta. ¡No podía creer que estaba picando verduras a media mañana! En todo momento pensaba que ya tenía que regresar a mi escritorio a trabajar. Después de muchos años me di cuenta, que para mí, trabajar era una especie de obligación, una necesidad pesada y aburrida. Ahora no siento que sea “trabajo” simplemente, es vida.
El lugar es pequeño, muy cálido y acogedor. Me sorprendió que tiene clientes regulares que lo sienten como su casa. Por lo mismo, todos tienen ideas y quieren opinar. En los primeros días ya había recibido miles de ideas, sugerencias y recomendaciones por parte de los clientes frecuentes y no tan frecuentes. También en los primeros días mis pies en vez de sugerir comenzaron a quejarse. Regla número uno: zapatos cómodos. Orgullosamente puedo decir que durante la primera semana resolví una de las sugerencias, aunque haya sido la de mis pies, sentí que fue un gran paso.
Ahora mi tarea es hacer que las personas que entren ahí, salgan felices. La vida, me he dado cuenta, es para estar bien. Por muchos años he pensado qué es lo que he de hacer en la mía, mi misión. Tal vez no tengo la definición exacta aún, pero sé que a través de la comida puedo compartir alegría y por ahora eso haré.
Comenzar de nuevo ha sido fácil y no tanto, hay tanto que hacer que a veces es difícil saber por dónde comenzar, pero mientras las cosas se hagan con ganas y pasión, todo tiene que salir bien.

 

 

 

Familia, amigos, conocidos, futuros amigos, los invito a que me visiten en Farmacia Internacional y me digan qué opinan, qué les gustaría o me platiquen sobre cualquier cosa, escucharé con gusto.  

 

 

 

Huevo en frasco con tocino Farmacia Internacional

¡Hasta nunca Naucalpan!

enero 20 2017

Hoy desperté con una sola misión, despedirme de Naucalpan por siempre. La mañana fue larga y pesada, quién pensaría que iba a ser tan difícil decir adiós. El reloj marcó las 14:30 y supe que había llegado el momento. Y no, nunca disfruté del famoso “viernes chilango”; sino que llegó el momento de despedirme de Don Germán y sus deliciosas carnitas.

Nunca pensé que llegaría a extrañar algo de aquel lejano lugar hasta que probé esa deliciosa quesadilla (sí, con queso) frita y rellena de surtida que alegra el corazón.

La Colonia Alce Blanco en Naucalpan tiene lo suyo, gente trabajadora, buenos tacos mañaneros, la mejor tienda de abarrotes que he conocido y a mi querido Don Germán exactamente en la esquina de la Calle 8 y la Calle D. Si algún día están cerca o tienen tiempo para darse el tiempo de viajar para probar algo muy rico no duden en ir. 

El primer paso

Cerré la  puerta de la oficina de mi jefa muy despacio, salí en silencio y me senté en mi silla a fingir que estaba trabajando. La realidad es que no podía contener la emoción, sentí como si me hubiera ganado la lotería -¡Premio mayor y toda la cosa, 100 millones! – Y aunque a ella no le pareció tan increíble la idea, ¡renuncié!

No sé porque tenía  miedo de hacerlo si lo que sigue para mí es lo que realmente quiero, con lo que he soñado durante años, lo que me apasiona. Al fin sabré lo que se siente vivir en carne propia una de las muchas frases motivacionales de facebook y pinterest… seguir tus sueños, hacer lo que amas, ser tú mismo. Me muero de ganas de sentir lo que es no querer irme del trabajo, de tener que trabajar extra.

Soy una diseñadora industrial (título en proceso, lo prometo) de 26 años que está enamorada de la comida. Que no tiene ahorros porque prefiere salir a cenar a un lugar nuevo del que leyó. Estoy enamorada de los sabores y las texturas, de cocinar, de comer y comer. Mucho tiempo me repetí lo mismo:

– Estás trabajando en hacer un híbrido entre el diseño y gastronomía: food design!

La realidad es que nunca lo he hecho, en cambio, trabajé producción, logística y gestión. Y no se sorprendan, lo hago muy bien, he tenido buenos puestos, bien pagados. He formado parte de empresas emergentes en México, lugares buena ondita. Pero nunca ha sido suficiente.

Creo que las oportunidades no llegan así nada más. Las oportunidades se deben buscar y no llegan de inmediato, llegan como consecuencia del trabajo arduo, de las relaciones personales; del esfuerzo y de la persona.  En mi caso, la oportunidad no pudo haber llegado en mejor momento. Me están dando la oportunidad de cocinar para vivir. Sin tener experiencia fuera de mi cocina, la de mis amigos y la de mis papás. Pero en momentos así es cuando pienso en que, si Remy en Ratatouille pudo… ¡yo también puedo!

Cuando la pasión se desborda y las ganas son tantas como las mías, las cosas no pueden salir mal. Solamente queda aprender y crecer; y que mejor que disfrutar el proceso.

No me gané la lotería pero festejé como si así hubiera sido. Terminé el día de mi manera preferida, con mi persona favorita comiendo el mejor remedio contra el frío en la ciudad: ramen. En Rokai Ramen-Ya, el mejor lugar es la barra (suele ser así en muchos lugares que valen la pena). Cuando llegué me dieron la noticia de que no había lo que usualmente pido Tan Tan Men [spicy, carne molida de cerdo, fideo delgado, cebollín y si quieres, le puedes poner queso] pero el día me siguió sorprendiendo y ahora fue en forma de un Taiwan Ramen.